No todo Ginebra iban a ser coches, también, aunque posiblemente te sorprenda, hay motos. Y de la moto que te vamos a hablar hoy, además de no resultar muy cómoda y funcional, es bastante más atípica que todas aquellas a las que acostumbras a ver, fundalmente por dos motivos: tiene un motor V8 y cuatro ruedas.
Empecemos por el motor: el propulsor en cuestión es un V8 de origen Maserati de 32 válvulas con una potencia de 470 CV y un par máximo de 620 Nm a 4.750 vueltas asociado a una caja de cambios de una velocidad con un acoplador hidráulico que se encarga de mandar la potencia a las ruedas traseras mediante una doble cadena. Pero el motor no es lo único que tiene origen italiano en esta moto, también lo tiene su parte trasera, que parte de la base de una Ducati 1299 Panigale tal y como refleja su colín.
El conjunto pesa 400 kg, de los cuales, casi la mitad corresponde a su propulsor. El resulado de CV/kg es abrumador, así que te puedes hacer una idea de las prestaciones tan brutales que debe tener, aunque no han sido anunciadas.
Los encargados de mantenerla en contacto con suelo son dos neumáticos Michelin Power Cup Evo (cuatro en total), unas suspensiones TFX con una horquilla Bimota Tesi, mientras que el sistema de frenado corre a cargo de dos discos delanteros de 420 mm en el eje delantero con pinzas de ocho pistones de Nissin y detrás frenos Brembo de cuatro pistones con discos de 255 mm de diámetro.
Pues, parece una evolución de la Dodge Tomahawk