¿Puede haber cambiado el destino del mundial de F1 hoy?

¿Habrá dado hoy Barrichello un paso hacia el título mundial?

Parece que el circuito de Interlagos tiene algún tipo de embrujo que hace que, cuando un título mundial se da por ganado para un piloto, de pronto actúe una especie de poder igualatorio que cambia, o amenaza al menos con cambiar, la situación dominante. Al menos así lleva ocurriendo los últimos tres años, porque hoy también hemos visto un poco de ese poder igualatorio del Autódromo José Carlos Pace.

Rubens Barrichello ha conseguido la pole en esta tarde de regata en su tierra natal, pero lo importante no es sólo eso, es que los otros dos aspirantes al título, Jenson Button y Sebastian Vettel se han clasificado en 14ª y 16ª posición respectivamente. ¿Qué quiere decir esto? Que en una carrera que previsiblemente será empapada por la lluvia, Barrichello se encontrará con la pista despejada por delante (sin el famoso «spray» que le quite visibilidad), mientras que sus rivales estarán no sólo comprometidos por la visibilidad, sino por los incidentes propios de la zona trasera de la carrera.

De todos modos, evidentemente, el que más tiene que perder es Button. Vettel sólo puede arriesgar, pues no pone en juego ni siquiera un subcampeonato, sólo la tercera posición con su compañero Mark Webber, pero eso ahora poco le importa al alemán: o primero o cuarto, vencer o morir. Pero para Button pinta peor la cosa. No va a poder relajarse ni un minuto, menos aún si Vettel le aprieta, que estoy seguro de que lo hará. No, definitivamente no es la carrera soñada por Jenson.

Mucho va a tener que pelear Button, o muy mal le va a tener que ir a Rubens para quitarnos la ilusión de ver en Abu Dhabi una carrera este año en la que de haya algo importante en juego, donde veamos por primera vez a Jenson Button realmente nervioso, y donde veamos cómo gestiona el equipo Brawn la situación. Pero el equipo puede respirar tranquilo después de la clasificación de hoy: es más que probable que salgan de Brasil con el título de campeones de constructores debajo del brazo. Para un equipo que estuvo al borde de desaparecer es un premio que se saboreará mucho más que esa felicidad casi de boquilla que mostró Ferrari el año pasado, tras perder amargamente (más bien, tras celebrar antes de tiempo) el mundial de pilotos. Yo no me lo quiero perder, y seguro que vosotros tampoco. Parece que, después de todo, 2009 no va a ser tan mala temporada, ¿no?

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