Las bujías serán cosa del pasado: El nuevo motor SkyActiv de Mazda no las llevará

Mazda es un fabricante que siempre ha nadado contracorriente: motores rotativos en sus deportivos… y más recientemente, la sobrealimentación en los motores gasolina. Mientras que casi la totalidad de fabricantes ha estado apostando por la sobrealimentación en sus motores para poder cumplir con las nuevas normativas anticontaminación, en Mazda apostaron por evolucionar sus SkyActiv con otros recursos más allá de los turbos con la que poder seguir también cumpliendo con la legislación y futuras normativas.

Un movimiento que no estuvo exento de polémica, puesto que abogaron por mejorar la relación de compresión y aumentar las cilindradas de sus motores, a costa de ofrecer una mayor sencillez mecánica en el conjunto -y por ende, fiabilidad a largo plazo- al prescindir de ciertos elementos con los que sí que cuentan estos motores ya mayoritarios entre las gamas actuales de los fabricantes.

Y ahora, en el enclave actual, con los fabricantes también poniendo toda la carne en el asador con eléctricos e híbridos (aunque tampoco ha dejado de lado los eléctricos, que llegarán en 2019 a su gama), Mazda vuelve a impresionarnos con un avance que no nos dejará indiferentes: su nueva generación de motores gasolina prescindirá de bujías, como si fuera un motor diésel. La primera iteración de esta nueva generación la veremos en la siguiente generación del Mazda 3 que llegará al mercado en 2018, de acuerdo a las informaciones del diario nipón Nikkei.

Ahora bien, ¿cómo funciona esta tecnología que le permite prescindir de las bujías? Bajo el nombre de homogeneous charge compression ignition (HCCI), este sistema logra que la mezcla de aire y combustión se realice fuera de la cámara de combustión, realizándose el encendido de la misma no por chispa de la bujía, sino por autoinflamación por compresión. Ahora bien, lo que no sabemos es cómo Mazda logra lidiar con esto sin los problemas que acarrearía sobre papel, porque ha sido muy parca en detalles al respecto. Estos motores contaría con una relación de compresión 18:1, siendo aún más elevada si cabe que en la gama actual.

Las ventajas en la práctica serían varias: más rendimiento, menor consumo y por supuesto menos emisiones. Seguiremos su evolución de cerca, porque puede ser algo bastante revolucionario próximo a la entrada en una década donde poco a poco dejarán de tener protagonismo los motores de combustión interna en favor de los eléctricos.

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