El panorama automovilístico europeo está viviendo una paradoja fascinante. Mientras el mercado de coches eléctricos experimenta un crecimiento espectacular del 27,2% en mayo, Tesla atraviesa su peor momento en el continente con una caída brutal del 27,9% en el mismo período. Esta divergencia marca el quinto mes consecutivo de declive para la compañía de Elon Musk, una situación que resulta especialmente llamativa cuando el apetito europeo por la movilidad eléctrica nunca había sido tan notable.
Los números revelan una transformación profunda en las preferencias de los compradores europeos. Tesla ha perdido terreno de forma implacable, viendo cómo su cuota de mercado se desploma del 1,8% al 1,2% en un contexto donde las matriculaciones de vehículos eléctricos alcanzaron las 193.493 unidades. Esta erosión no puede atribuirse a una falta de interés en la electrificación, sino a factores mucho más complejos.
La irrupción de los fabricantes chinos ha sido demoledora. BYD logró superar a Tesla en abril por primera vez, y en mayo estuvo a punto de repetir la hazaña con ventas prácticamente equiparables. Los constructores del gigante asiático han duplicado su presencia hasta alcanzar una cuota del 5,9%, demostrando que su estrategia de diversificación hacia híbridos enchufables y sistemas de propulsión alternativos está dando frutos espectaculares.
El fenómeno no se limita a la competencia asiática. Los fabricantes europeos tradicionales están recuperando protagonismo con ofertas renovadas que conectan mejor con los gustos locales. Volkswagen emergió como líder en coches eléctricos, superando por primera vez a Tesla, mientras que marcas como Skoda experimentaron crecimientos del 182% en ventas eléctricas. Esta revitalización europea demuestra que la adaptación al mercado local sigue siendo fundamental.
Las controversias políticas de Musk han añadido una dimensión inesperada al declive. Su apoyo público a posiciones controvertidas ha generado reacciones adversas entre consumidores europeos, especialmente en mercados clave como Alemania, donde las ventas de Tesla cayeron un 36,2% mientras que el mercado eléctrico general creció un 45%. Esta politización ha provocado protestas y ha dañado la imagen de marca en una región tradicionalmente más sensible a estos aspectos.
Noruega es la excepción que confirma la regla. Con un crecimiento del 213% en mayo, el mercado nórdico demuestra que Tesla mantiene capacidad de atracción cuando las condiciones son favorables. El lanzamiento del Model Y renovado ha contribuido a este repunte, aunque no ha conseguido revertir la tendencia general en el resto del continente.
El contexto más amplio revela un mercado en plena ebullición. Los híbridos enchufables experimentaron un crecimiento del 46%, consolidándose como una alternativa cada vez más atractiva para consumidores que buscan versatilidad sin renunciar a la electrificación. Esta diversificación tecnológica está fragmentando un mercado que Tesla dominaba con mayor facilidad cuando las opciones eran limitadas.