Fiat insta a sus empleados a comprar modelos de la marca: ¿Tolerable o se han pasado cuatro pueblos?

No es nada extraño los casos de grandes multinacionales que fomentan ante todo el consumo de sus productos entre los empleados en lugar de los de la competencia, por una razón muy sencilla: ¿si no te fías de un producto que tú mismo has diseñado, desarrollado, producido o ensamblado por qué deberían hacerlo otros? O lo que de otra forma denominaríamos imagen de marca.

Evidentemente, esto es algo ambiguo, ya pueden existir muchos otros motivos por los cuales te hagan decantarte por un producto de similares características. Por ejemplo, en el caso de una marca de coches, que dicha marca no cuente con un modelo de un segmento determinado (como pueda ser un monovolumen del segmento C) con el que sí que cuente la competencia.

¿Consideras que debería ser obligado que como mínimo, los altos ejecutivos llevaran un coche del grupo?

Y tampoco resulta raro dentro de las marcas de coches encontrar todo tipo de incentivos para la compra de vehículos de la propia marca o del grupo automovilístico (al menos en el caso particular que conozco, y me consta que no es el único). Empezando por suculentos descuentos para empleados (mucho más considerables de los que se puedan ofertar por ejemplo en un concesionario), además de ofrecer otro tipo de facilidades como plazas de aparcamiento reservadas (y mucho más cercanas a tu puesto de trabajo) a las que únicamente puedes optar si tienes un vehículo de la marca o grupo automovilístico para el que trabajas.

En Fiat han querido ir aún más lejos. Para incentivar la compra de coches del grupo (para los que ofrecen descuentos que van del 12 al 26% y otro descuento adicional de 1.000 euros si se reemplaza un coche de otra marca por uno del grupo Fiat), a través del departamento de marketing optaron por una campaña muy peculiar y también polémica: cubrieron los coches del aparcamiento de la factoría de Mirafiori y Pomigliano que no eran del grupo Fiat en un film transparente, adjutando la imagen de un corazón roto y con un mensaje que pregonaba que les entristecía verles con otra marca.

Evidentemente, no es algo que fuera del gusto de todos los empleados. Muchos lo consideraban coacción, y otros tantos se enfurecieron por el hecho de tener que ponerse a retirar el film de su coche (en algunos casos sin éxito) tras acabar su jornada laboral y con el cansancio que acumulaban. Así que nos gustaría preguntarte, ¿la acción de Fiat se podría calificar como una simple broma o podría calificarse incluso como una forma de coacción?

Vía: Repubblica.it

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