Hamilton, quinto. Hamilton campeón.

Sí, no he encontrado un titular más claro. Los que hayáis seguido la carrera por telecinco quizá estéis de acuerdo conmigo en que ha sido la frase de todo el Gran Premio. Después de la entrada triunfal de Massa (cuando ha rozado el campeonato del mundo por unos instantes), Gonzalo Serrano ha tirado por tierra completamente a Lewis Hamilton, que si «lo ha vuelto a hacer», «está todo perdido»… y entonces, una frase ha bastado para darle la vuelta a todo «Hamilton quinto, es campeón del mundo…». Acto seguido la realización mostraba a la novia de Hamilton saltando como loca en el pit lane, y la amarga decepción del padre de Felipe Massa. Francamente, me ha dado lástima ese cambio de celebraciones, pero es a lo que lleva vender la piel del oso antes de cazarla. Me ha dado mucha lástima la imagen de Felipe Massa llorando casi desconsolado al llegar al Parc Fermé. De nada le servía haber ganado ante su público, haber hecho una de las mejores carreras que ha hecho nunca, haber tenido un ritmo endiablado, porque por mucho número 1 que tuviera en el cartel de delante, por mucho himno brasileño e italiano… e incluso, por mucho papelillo plateado cayendo en el podio: él no era el campeón. Y lo que es más doloroso, durante un rato llegó a serlo. Debe de ser muy amargo.

Pero las carreras son así, y Lewis Hamilton, quien ha debido de sufrir lo que no está escrito gracias a la estrategia hiper-conservadora que ha decidido llevar a cabo McLaren, que casi lo deja sin título mundial, se ha coronado como campeón del mundo. Campeón del Mundo, el más joven de la historia, el primer título para McLaren en 9 años, y el primer británico que lo consigue en los últimos 12. Y todo gracias a un último adelantamiento, a Timo Glock, que ha sido, contra todo pronóstico y sin comerlo ni beberlo, el juez del mundial. Hay quien dice que es suerte, pero como todo, no se gana por lo que se hace en la última carrera, antes hemos tenido muchas más, donde hemos visto errores, fallos, pifias… y sí, no puedo dejar de decirlo: sanciones. Sanciones que podían decidir un mundial. Yo sólo quiero apuntar a Spa. Con aquella victoria, Hamilton hoy sólo habría tenido que pasearse. Y a punto ha estado de no ser campeón. Alguno dirá que fue por el accidente del pit de Canadá, otros por la embestida a Alonso en Bahrein. Sí, también. Pero eso fue su culpa. Alterar el resultado de una carrera cogiéndose el manual con papel de fumar, dándole la victoria a un piloto que en ningún momento se la mereció (Kimi al menos se la habría merecido) y sabiendo las repercusiones que podía tener para el mundial me parece de escándalo, pero bueno, tan al límite estuvo aquella sanción, como ha estado hoy el título de Hamilton. De todos modos, ya es campeón del mundo, ya ha demostrado de lo que es capaz, y sobre todo, que no va a tirar la toalla y que va a intentar que detrás de este, vengan muchos más.

Enhorabuena campeón, campeón del mundo.

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2 COMENTARIOS

  1. Yo Felicito a Hamilton también, pese a que no me gusta su actitud la mayor parte de las veces. Es verdad que es un piloto como pocos, en lo bueno y en lo malo. Sin embargo, la forma de ganar el Mundial «in extremis» y después de tantos errores acumulados, pone de manifiesto la carencia más importante que tiene, la regularidad y el temple. Un piloto no debe ser sólo impulsos… de todas formas, creo q los medios españoles se han pasado en su contra… quizás también por culpa de los ingleses… Es igual, al final lo que queremos es ver espectáculo, aunque debería ser solamente en la pista.

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