Porsche reorienta su estrategia y mantendrá motores de combustión en las variantes más potentes del próximo 718 Boxster y 718 Cayman, rompiendo con el plan de electrificación total. El movimiento llega tras una “realineación estratégica” motivada por la desaceleración de la demanda de eléctricos de alta gama y un mercado chino más frío, y conlleva un impacto de 1.800 millones de euros por la cancelación de la plataforma SSP Sport.
El próximo 718 debutará en 2026 con sistemas de propulsión eléctricos (incluidas configuraciones de uno y dos motores con tracción total), pero Porsche reservará la gasolina para las versiones halo de la gama, previsiblemente RS, GT4 y GT4 RS. No llegarán de inicio: la propia marca ha mostrado que los motores de combustión se incorporarán más adelante en el ciclo de vida. La decisión busca atender a los fanáticos con derivados “altamente emocionales” en la parte alta de la oferta, y modifica el objetivo previo de que el 80% de las ventas fueran eléctricas en 2030.
Sin embargo, esta adaptación no es moco de pavo: integrar un motor térmico en una arquitectura pensada como eléctrica exige reingeniería de chasis, refrigeración y embalaje. De hecho, se ha reconocido que los prototipos EV del 718 no igualan aún el comportamiento de los actuales ICE en circuito, un área donde las variantes de combustión podrían imponerse, aunque en aceleración pura es previsible que los 718 EV de doble motor y tracción total sean más rápidos en línea recta.
El giro afecta también a los SUV. El Macan no será exclusivamente eléctrico: antes de que acabe la década recibirá una nueva gama con motores de combustión e híbridos enchufables, que convivirá con el Macan Electric. Por arriba, el proyecto K1 abandona su planteamiento como BEV y se ofrecerá con opciones de combustión e híbridas. Además, Porsche prepara un nuevo SUV derivado del próximo Audi Q5 sobre la arquitectura Premium Platform Combustion, que será el primer Porsche de producción con tracción delantera.
En paralelo, Cayenne y Panamera tendrán renovaciones muy profundas en sus versiones de combustión e híbridas enchufables, con vida comercial garantizada bien entrada la década de 2030. La marca combina así combustión, híbridos y eléctricos para cubrir segmentos y clientes, reforzando la flexibilidad tecnológica en un contexto cambiante.
Porsche está con varios frentes abiertos: dificultades en China, aranceles al alza en Estados Unidos y menor apetito por eléctricos han hundido la previsión de margen neto de 2025 al 2%. Porsche confía en recuperar márgenes superiores al 10% a medio plazo apoyándose en estos lanzamientos y en una gama más equilibrada por tecnologías.