Nadie se libra de que su coche se quede averiado en el momento menos inesperado, sea cual sea el coche o la persona. Ni el propio Bush, por supuesto, tampoco se libra de este tipo de cosas. La prueba está en que en un reciente viaje realizado en Italia a la embajada de EEUU en Roma, se quedó tirado en su limusina. Tras realizar el chófer del Cadillac DTS varios intentos fallidos parra volver a poner en marcha el motor y después de reirse de él casi toda la gente que estaba agrupada allí, decidió bajarse y marcharse a pie.
¿Mi opinión personal? Que no creo que sea necesario movilizar tanta seguridad para su visita.
Vía: CARSCOOP