El peso: una prioridad para BMW M

Durante el último lustro, hemos podido ver como muchos fabricantes han apostado en su gama de modelos por una reducción paulatina del peso del conjunto, que junto con una gama de motores nueva o modificaciones sobre las ya existentes, les permitieran lograr cumplir las nuevas normativas de emisiones.

Trabajar en una reducción de peso en lugar de centrar únicamente los esfuerzos en el propulsor, tiene, a la larga, más ventajas. Reducir el peso del conjunto se traduce en varios puntos positivos: mejor comportamiento dinámico, mayor eficiencia y mejores prestaciones, mientras que si haces un motor eficiente y potente, pero un conjunto muy pesado, continuarás teniendo algunos de los problemas anteriormente citados.

Menos peso, pero no mucha más potencia

 

En el departamento ///M de BMW es una filosofía que se han comenzado a tomar en serio. Prueba de ello, es que tanto en los M3 y M4, hemos podido ver un aumento de potencia muy tímido, pero por su parte, han recibido una dieta de 80 kg de media respecto al modelo saliente, gracias a un mayor empleo de aluminio y plástico reforzado con fibra de carbono. El jefe de producto de BMW M ya lo ha dicho claro: «Queremos estar en otra liga diferente en la relación peso-potencia. Preferimos un coche que pese 1.000 kg a uno que tenga 1.000 CV«.

Con esta declaración de intenciones, parece claro que la tendencia de BMW M en el futuro irá más enfocada hacia un uso más amplio de la fibra de carbono y aluminio en diversos componentes para continuar reduciendo el peso de sus modelos, y no tanto en exhibir potencias desproporcionadas.

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