Jaguar cumple 90 años con un movimiento ya anunciado: han dejado de fabricar coches de combustión interna

Jaguar ha detenido sus líneas de producción en la planta de Solihull de manera silenciosa, sin emitir comunicados oficiales, en una maniobra que coincide simbólicamente con su 90 aniversario. La fabricación del Jaguar F-Pace ha concluido definitivamente y, con ella, la marca británica abandona para siempre la producción de vehículos con motor de combustión interna para apostarlo todo a una futura etapa exclusivamente eléctrica.

El encargado de bajar el telón ha sido un Jaguar F-Pace SVR, la versión más radical del que fuera el primer SUV de la firma, un modelo que transformó su presencia en el mercado desde su lanzamiento en 2016. Esta última unidad, acabada en color negro como guiño histórico a la despedida del clásico E-Type, esconde bajo el capó un bloque 5.0 V8 sobrealimentado por compresor que entrega 550 CV. Se trata de una mecánica llena de carácter, que aún utilizan los modelos más exclusivos de Land Rover, y que ahora pasa directamente a ser una pieza de museo en la colección del Jaguar Daimler Heritage Trust en Gaydon.

La estrategia de la compañía resulta muy arriesgada en la industria automovilística actual, pues han decidido no comercializar modelos puente que faciliten la transición entre la vieja y la nueva generación. Al detener las máquinas, la marca queda prácticamente sin catálogo vigente y los concesionarios deberán subsistir vendiendo el stock remanente durante los próximos meses.

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El objetivo de este parón industrial absoluto es preparar el terreno para una nueva gama multienergía no, sino puramente eléctrica, reposicionada hacia un segmento de lujo superior donde habitan rivales como Bentley o Porsche. La resurrección comercial no se materializará hasta mediados de 2026, momento en el que se abrirán los pedidos para el modelo de producción derivado del Type 00 Concept. Este futuro modelo será un enorme gran turismo eléctrico de 5,4 metros de longitud diseñado bajo la filosofía de «no copiar nada».

Esta delicada transición ocurre en un contexto corporativo convulso, marcado por las reacciones negativas ante su reciente cambio de identidad visual y movimientos significativos en la cúpula directiva. La salida del consejero delegado Adrian Mardell ha dado paso a P.B. Balaji, ejecutivo de Tata Motors, quien deberá pilotar la marca en esta travesía.

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