Mazda seguirá apostando por los motores diésel… mientras su clientes los sigan demandando

Desde el escándalo Dieselgate y la posterior deriva a la electrificación de la industria (unido a que la complejidad tecnológica de los mismos por las nuevas normativas de emisiones los hacen motores muy costosos de fabricar), los motores diésel han ido perdiendo cada vez más protagonismo en los catálogos de los fabricantes y hay que ir cada vez más a los modelos más caros del catálogo para encontrarlos… en aquellos fabricantes que todavía los comercializan, que cada vez son menos.

Pero Mazda es ua marca ampliamente reconocida por navegar a contracorriente. Lo ha hecho tradicionalmente con los motores rotativos (incluso hoy día con el MX-30 R-EV), y ahora también con los diésel. Como sabrás, recientemente nos sorprendió con el lanzamiento de dos motores diésel de seis cilindros en línea, estando en el caso de Europa disponible en el CX-60 en una configuración mild-hybrid.

Pues bien, en una reciente pregunta al responsable de proyecto del Mazda CX-90, éste reveló que mientras los clientes quieran diésel, siempre y cuando pueden cumplir con las normativas de emisiones de una forma eficiente, seguirán disponiendo de estas motorizaciones en algunos modelos de su gama. El CX-90 es otro SUV de Mazda disponible con el propulsor 3.3 turbodiésel en mercados como Australia. También está disponible en los Estados Unidos, pero en este caso lo hace con el motor gasolina de 2.5 litros híbrido o el 3.3 turbo de seis cilindros gasolina.

Lo cierto es que aún con las excelentes cifras de consumo que arroja el CX-60, lo cierto es que en mercados como el europeo donde en Junio de este año tan sólo supusieron un 13,4% de las ventas, siendo superados incluso por los vehículos eléctricos, no parece que vaya a tener mucha viabilidad comercial a medio y largo plazo por una cuestión de demanda.

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