El Porsche Cayenne lleva catorce años entre nosotros y aunque pueda parecer increíble, han sido solo dos generaciones las que han cubierto la década y media de tiempo que Porsche lleva comercializando el que en su día, fue la apuesta más apabullante e importante de la marca alemana por el mercado global. Y es que lo que en su día fue un golpe de efecto brutal y desde luego un éxito inconmensurable, ha ido madurando y adaptándose a un mercado que, a pesar de haber ganado muchísima cuota de mercado en cuanto a SUVs y crossovers, es ya un sector totalmente diferente. El Porsche Cayenne se ha adaptado al medio en el que se encuentra, y lo que nos queda por ver es básicamente, más de lo mismo.
Con la presente generación a la venta desde el 2011, Porsche lleva ya trabajando más de un año en el que será el nuevo Cayenne, aquel que resurgirá después de que el actual SUV alemán debutase con un aspecto y un diseño que cautivó a todos, y que supo evolucionar las tendencias del modelo original. El Cayenne que veremos debutar el próximo año seguirá siendo un SUV de lujo y con altas prestaciones dinámicas, pero habrá cambios, y serán importantes.
Un guiño a los SUVS coupés
Con el BMW X6 en mente, el Porsche Cayenne de tercera generación estará desarrollado sobre la misma plataforma de la que han partido tanto el Audi Q7 como el Bentley Bentayga. Este chasis modular y mayormente de aluminio permitirá un peso neto muy reducido respecto al actual modelo, y este concepto irá muy unido con cambios dinámicos en la carrocería, adaptando la imagen exterior más bien a la de un SUV con claros tintes coupé, más cercano al BMW X6 y dejando el concepto de SUV lujoso y para el día a día más bien tanto al Audi Q7, como al Bentayga de Bentley.
