Volkswagen admite que ha trucado 11 millones de coches en todo el mundo para pasar pruebas de emisiones: ¿Cómo lo hacía?

Hace un par de días saltó la alarma en todos los medios. La Agencia de Protección Medioambiental (EPA) de EEUU y el estado de California (más concretamente, el consejo regulador de los recursos del aire) dieron la voz de alarma al acusar a Volkswagen y Audi de haber estado falseando las emisiones de una parte importante de sus vehículos, pero… ¿cómo lo lograban? A continuación, te lo explicamos.

Como bien sabes, los coches de hoy en día están cada vez más informatizados y la electrónica es la encargada de gobernar un número de componentes mayor, especialmente, en lo que concierne a toda la parte de motor. Para superar con éxito las pruebas de emisiones realizadas a sus vehículos fabricados entre los años 2009 y 2015 y dotados con propulsores de cuatro cilindros, lo que se les ocurrió a los ingenieros de Volkswagen fue algo a priori tan sencillo como trivial: poner dos mapas de funcionamiento en la ECU.

Es decir, cuando la ECU detectaba que el vehículo se estaba sometiendo a las pruebas de emisiones pertinentes, cambiaba de manera automática el mapa de gestión del motor para reducir el rendimiento del mismo y ajustarlo para ser capaz de lograr superar con éxito la prueba de emisiones exigidas por la Agencia de Protección Medioambiental (EPA). Cunado nuevamente detectaba que el vehículo se empleaba en condiciones normales de tráfico, el dispositivo volvía a cambiar el mapa de la ECU a su funcionamiento normal y de serie, haciendo que de esta forma, los niveles de óxidos de nitrógeno se incrementan hasta entre 10 a 40 veces por encima del nivel permitido.

Aunque Volkswagen aún no se ha pronunciado respecto a cómo el sistema era capaz de detectar que se le estaban realizando las preubas de emisiones, todo parece indicar que había un software analizando constantemente la presión, duración de uso del motor, además de la velocidad y posición del volante para activar el modo «trampa». De hecho, dicha trampa comenzó a destaparse hace un año por la Universidad de Virginia Occidental durante la realización de un estudio sobre energías renovables, al lograr reproducir las condiciones reales de circulación en laboratorio y ver que los datos arrojados no cuadraban con los anunciados por parte de la firma. A partir de ahí, la EPA entró en juego en la investigación y es cuando se descubrió posteriormente todo.

Todo esto no le está saliendo nada barato a Volkswagen, que ya acumulan más de un tercio de pérdida de su valor en bolsa desde el Lunes. Este medio día, las acciones ya cotizaban por debajo de los 102 euros, y para que te hagas una idea, el Viernes pasado las acciones costaban más de 162 euros. Es decir, una pérdida del 37% de su valor. Hay que añadir la multa de 18.000 millones de dólares que le impondrá el gobierno de EEUU.  Casi nada…

Pero espera, porque aún podría ser más grave la caída. En estos momentos se está investigando si en Europa también se han empleado trampas similares para lograr pasar satisfactoriamente los controles de emisiones europeas.

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