Abarth estudia volver a los motores de combustión: su apuesta por lo eléctrico no le ha salido del todo bien

La reconversión eléctrica de Abarth se enfrenta a un obstáculo inesperado que podría forzar un cambio radical en su estrategia. Tras haber apostado todo a una gama exclusivamente eléctrica con los modelos 500e y 600e, la marca del escorpión admite ahora que está buscando la fórmula para reintroducir motores de combustión en su oferta. Gaetano Thorel, máximo responsable de la firma en Europa, ha reconocido que están «intentando» desarrollar una nueva mecánica de gasolina, empujados por el descontento de su base de seguidores más puristas y unas cifras de ventas que han caído en picado durante el último año.​

La realidad comercial es inapelable y respalda la necesidad de este giro de guion. En España, las matriculaciones se han desplomado un 87,3% en los diez primeros meses de 2025, pasando de 236 unidades en el año anterior a apenas 30 coches. El escenario en Reino Unido es similar, con un descenso desde los 954 vehículos a solo 273 en el mismo periodo, lejos de los más de 5.000 que la marca vendía en 2018. Thorel señala que el problema no es solo de rendimiento, sino de filosofía: los clientes de Abarth echan de menos poder modificar mecánica y estéticamente sus coches, algo que los sistemas eléctricos blindados impiden por completo.​

900x505cut

El plan de rescate técnico pasa por aprovechar la plataforma del recién anunciado Fiat 500 Hybrid. Este modelo nace de una ingeniería inversa sobre el 500e eléctrico para alojar un motor de combustión, una maniobra desesperada de Fiat tras el fracaso comercial de su propia apuesta eléctrica pura. Sin embargo, transformar esta base en un verdadero Abarth presenta desafíos mayúsculos. El motor actual del Fiat 500 Hybrid es un bloque de 1,0 litros con apenas 65 CV que tarda más de 16 segundos en alcanzar los 100 km/h, cifras que Thorel admite que son insuficientes para portar el emblema del escorpión.​

El mayor dolor de cabeza para los ingenieros es el espacio. La plataforma, diseñada originalmente para alojar un pequeño motor eléctrico, apenas deja sitio para una mecánica térmica más potente y sus sistemas de refrigeración sin comprometer la arquitectura del coche. Aunque teóricamente el chasis podría soportar más potencia, encajar un propulsor que ofrezca el carácter rabioso y el sonido que exigen los fans, sin disparar los costes de desarrollo o los impuestos por emisiones, es una ecuación que la marca todavía no ha logrado resolver.​

Abarth se encuentra así en una encrucijada técnica y emocional. Mientras en Sudamérica siguen disfrutando de modelos de combustión como el Pulse, en Europa la marca lucha por no diluir su identidad. Si logran superar las barreras de ingeniería, este movimiento no solo salvaría al 500, sino que podría abrir la puerta a futuras versiones de gasolina para el 600, devolviendo a los concesionarios el ruido real que los entusiastas llevan años reclamando.

Vía: Autocar

También podría interesarte

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí