La estrategia eléctrica de Porsche está experimentando un giro tras los últimos movimientos de la industria. Tras el lanzamiento del Macan eléctrico de segunda generación, que no ha conseguido los resultados comerciales esperados -especialmente en China-, la marca de Zuffenhausen ha confirmado oficialmente el desarrollo de un nuevo SUV compacto equipado con mecánicas de gasolina electrificadas para el año 2028.
Oliver Blume, CEO de Porsche, ha establecido esta fecha como límite para la llegada de este modelo que competirá en el mismo segmento que el actual Macan eléctrico, manteniendo dimensiones similares a los 4,78 metros de longitud del modelo original. La decisión responde a una realidad del mercado: los vehículos eléctricos no están ganando tracción al ritmo que la compañía alemana había previsto inicialmente.
Lo más interesante de este proyecto es que no se tratará simplemente de una resurrección del Macan original. Blume ha sido claro al respecto: el nuevo SUV tendrá un diseño completamente diferenciado del eléctrico, conservando «el perfil característico de Porsche» pero con una identidad visual propia. Incluso llevará un nombre distinto, reservando la denominación Macan exclusivamente para la versión eléctrica.
Para acelerar el desarrollo y cumplir con los plazos establecidos, Porsche recurrirá a las sinergias dentro del Grupo Volkswagen, específicamente utilizando la plataforma PPC que ya emplea el renovado Audi Q5. Esta arquitectura, que representa la primera incursión del consorcio alemán en el segmento SUV con esta base técnica, ofrece versatilidad mecánica con motores de cuatro cilindros de gasolina, configuraciones híbridas enchufables y el potente V6 de 3.0 litros con tecnología mild-hybrid del SQ5, que desarrolla 362 caballos de potencia del motor.
Lejos de abandonar los motores de combustión, la compañía busca crear «una cartera de propulsión más equilibrada» que le proporcione flexibilidad para adaptarse a las condiciones cambiantes del mercado europeo durante la próxima década. Esta filosofía se extiende también al futuro Cayenne, inicialmente concebido como puramente eléctrico pero que finalmente ofrecerá versiones tanto eléctricas como de combustión.
El panorama se completa con el misterioso proyecto K1, un SUV de siete plazas más grande que el Cayenne, que también adoptará esta estrategia dual de propulsión. Así, Porsche podría contar pronto con cuatro modelos SUV diferentes en su gama, una evolución impensable cuando el Cayenne debutó como el salvador financiero de la marca hace décadas.