A veces, para que todo siga igual, es necesario que algo cambie. Esta parece ser la filosofía que Maserati ha bordado en el nuevo MCPURA, una criatura presentada en el Goodwood Festival of Speed que refina la ya brillante fórmula del MC20. No estamos ante una revolución, sino ante una declaración de confianza. Cuando tienes entre manos un superdeportivo con un monocasco de fibra de carbono que no llega a los 1.500 kg y un motor V6 de desarrollo propio con 630 CV, la tentación de añadir más potencia es grande. Maserati, con elegancia, la ha ignorado.
La carrocería, íntegramente de fibra de carbono, recibe un frontal más afilado y un difusor trasero con ecos del radical GT2 Stradale, optimizaciones funcionales pulidas en el túnel de viento. Pero es en la piel donde el MCPURA susurra su exclusividad. Colores como el nuevo Devil Orange o el hipnótico Ai Aqua Rainbow, que muta con la luz, visten una carrocería que ya era magnífica.
Dentro, el cuero cede el protagonismo a la Alcantara, que ahora envuelve asientos, salpicadero y un nuevo volante de competición, achatado por arriba para mejorar la visibilidad del cuadro. Es una elección que habla de ligereza y agarre, de conexión pura con la máquina. Las puertas, con su apertura de tipo «mariposa», siguen siendo un espectáculo que enmarca la tecnología del chasis, mientras que la versión Cielo mantiene su techo de cristal retráctil capaz de pasar de opaco a transparente en un instante.
Bajo esta nueva piel late el mismo corazón: el formidable motor V6 Nettuno. Una joya de 3.0 litros biturbo que, gracias a su tecnología de precombustión derivada de la Fórmula 1, entrega 630 CV y un par de 720 Nm. El resultado es una relación peso/potencia de 2,33 kg/CV, catapultando al coche hasta los 100 km/h en 2,9 segundos. Maserati no ha tocado su obra maestra mecánica, y en un giro revelador, ha confirmado que no habrá versión eléctrica.