Tras más de veinticinco años de éxito en el segmento compacto, la producción del Focus hatchback llegará a su fin en noviembre de 2025 con el cierre de la planta alemana de Saarlouis. Sin embargo, la marca del óvalo azul tiene reservada una sorpresa: el renacimiento del Focus en formato SUV para 2027.
La transformación del histórico compacto en un crossover de tamaño medio representa una apuesta audaz por parte de Ford para reconquistar el competitivo mercado europeo. La estrategia no es nueva para la compañía estadounidense, que ya ha demostrado su efectividad con modelos como el Puma y el Capri, ambos reimaginados como vehículos electrificados de corte SUV. Los resultados hablan por sí solos: el Puma eléctrico ha superado las 64.000 unidades vendidas solo en los primeros cinco meses de 2025, consolidándose como uno de los grandes éxitos de la marca.
El nuevo Focus SUV nacerá en la planta valenciana de Ford, que cuenta con una capacidad productiva de 300.000 unidades anuales, posicionándose como un pilar fundamental en la estrategia europea de la compañía. Una característica particularmente interesante de este proyecto es que el futuro crossover convivirá con el actual Kuga en lugar de sustituirlo, ampliando así la oferta de Ford en un segmento donde la demanda no cesa de crecer.
La base técnica del nuevo Focus descansará sobre la plataforma C2, la misma arquitectura que ya sustenta modelos como el Bronco Sport, el Maverick y el propio Kuga. Esta decisión ingenieril no solo reducirá los costes de desarrollo y fabricación, sino que también permitirá una amplia gama de configuraciones mecánicas bajo la filosofía multienergía de Ford. Los futuros propietarios podrán elegir entre versiones híbridas ligeras, híbridas enchufables o completamente eléctricas, adaptándose así a las diferentes necesidades y preferencias de cada mercado.
El diseño del nuevo modelo contaría con elementos distintivos de la identidad visual estadounidense de Ford, buscando recuperar el carácter y la personalidad que antaño definieron a la marca. Aunque los detalles estéticos permanecen bajo secreto, la intención es clara: crear un vehículo que destaque en un segmento saturado de propuestas similares.
Desde el punto de vista comercial, Ford sitúa sus expectativas en un precio aproximado de 30.000 euros, una cifra que permitirá competir directamente con rivales consolidados como el Volkswagen Tiguan, el Kia Sportage o el Hyundai Tucson.