Euro 6e-bis: se estrecha el cerco contra los híbridos enchufables

Tanto la inminente Euro 6e-bis como la futura Euro 7 eliminan la protección total que disfrutaban ciertos sistemas de propulsión electrificados para centrarse en mediciones mucho más fieles a la conducción en carretera.

La primera gran barrera llega este mes de enero de 2026 con la aplicación obligatoria de la Euro 6e-bis para todos los modelos nuevos a la venta. Esta actualización pone el foco técnico en los híbridos enchufables (PHEV), cuyos valores de homologación de CO2 aumentarán significativamente al revisarse el cálculo de su utilidad en modo eléctrico. Las pruebas en carretera serán más exigentes y variadas, con temperaturas y condiciones que buscan corregir la discrepancia histórica entre las cifras optimistas de laboratorio y el consumo diario que experimentan los conductores cuando se agota la batería.

Este ajuste técnico tiene consecuencias económicas directas para el mercado, puesto que un incremento en las emisiones homologadas podría empujar a ciertos modelos por encima de la barrera de los 120 g/km de CO2. Tal situación activaría el impuesto de matriculación con un recargo del 4,75%. Aunque los vehículos ya matriculados no se verán afectados, la norma introduce sistemas de monitorización a bordo (OBM) para garantizar que los datos oficiales de los coches nuevos mantengan su vigencia y transparencia durante toda su vida útil.

Más allá de los gases de escape, la normativa Euro 7 prepara un cambio de paradigma todavía mayor a partir de noviembre de 2026 para nuevas homologaciones y finales de 2027 para matriculaciones. Por primera vez, el coche eléctrico dejará de considerarse un vehículo de «cero emisiones» en términos absolutos, al regularse estrictamente las partículas generadas por la abrasión de los neumáticos y el sistema de frenado. El peso elevado de las baterías en los grandes SUV eléctricos juega aquí en su contra, pues una mayor masa implica mayor desgaste de ruedas y frenos, pudiendo superar en emisiones de partículas finas a utilitarios ligeros de combustión diésel o gasolina modernos.

La Unión Europea establece así límites que afectan a la parte mecánica integral y no solo al motor. Los fabricantes deberán instalar frenos que minimicen el polvo generado y desarrollar compuestos de neumáticos de baja abrasión para cumplir con los estándares. Esta medición igualitaria termina con la distinción simple entre tecnologías limpias y sucias, obligando a demostrar la sostenibilidad en toda la cadena de uso del vehículo.

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