Tiempo de poner también al día el CR-V coincidiendo con la muestra parisina, y en la que además de mostrar una serie de cambios estéticos, sin duda, lo más llamativo es el nuevo propulsor diésel que introduce, descatalogando de esta forma al veterano 2.2 i-DTEC de 150 CV, que era a su vez una evolución del 2.2 i-CDTI de 140 CV ya existente en el Civic de anterior generación.
Adiós al 2.2 i-DTEC, hola al nuevo 1.6 i-DTEC
Sobre la base del 1.6 i-DTEC ya existente con una potencia de 120 CV (que ciertamente, pueden antojarse insuficientes para mover con soltura un coche del tamaño del CR-V), Honda ha introducido el 1.6 i-DTEC de 160 CV con 350 Nm de par máximo, estando exclusivamente asociado a la tracción total. Si queremos la versión 4×2, tendremos que recurrir al 1.6 i-DTEC de 120 CV.
Pero ahí no acaban las novedades en este apartado. Además de la posibilidad de un cambio manual, también se ofrece una caja de cambios automática de nueve velocidades desarrollada por ZF (como la que emplea el Range Rover Evoque) con la que registra unas emisiones de 135 g/km, es decir, que las reduce en un 20% respecto al 2.2 i-DTEC. Si optamos por el cambio manual, las emisiones son ligeramente inferiores, situándose en 130 g/km.
Múltiples novedades estéticas
Estéticamente, se incorporan algunos cambios, que se centran especialmente en su frontal, donde recibe una nueva parrilla, faros delanteros con LED de aspecto más moderno, nuevos paragolpes, faros antiniebla, así como un listón cromado en el portón trasero, ubicado justo por debajo de la luna.
Por el momento desconocemos si el habitáculo también incorpora novedades en materia de equipamiento o nuevos sistemas de infoentretenimiento.
