Honda acaba de unirse a la lista de fabricantes que reconocen que el ritmo de adopción de los coches eléctricos no está cumpliendo con las expectativas iniciales. La compañía japonesa ha anunciado un importante cambio en su estrategia que refleja una visión más realista del futuro inmediato del sector automovilístico.
Toshihiro Mibe, CEO de Honda, ha confirmado que la empresa reducirá en un 30% su inversión prevista en vehículos eléctricos y software, pasando de los ambiciosos 10 billones de yenes (unos 61.000 millones de euros) a 7 billones (aproximadamente 42.000 millones). Esta decisión responde a lo que el propio Mibe define como «la desaceleración actual del mercado», que ha llevado a la compañía a revisar a la baja sus previsiones de ventas de coches eléctricos para 2030.
Si anteriormente Honda aspiraba a que los vehículos eléctricos representaran el 30% de sus ventas globales al finalizar esta década, ahora la estimación se ha reducido al 20%, lo que supondría entre 700.000 y 750.000 unidades. En contrapartida, la marca ha decidido reforzar su apuesta por la tecnología híbrida, con la previsión de alcanzar 2,2 millones de vehículos híbridos vendidos en 2030, lo que constituiría más de la mitad del total de sus ventas, estimadas en 3,6 millones de unidades.
Para materializar esta reorientación estratégica, Honda planea lanzar 13 modelos híbridos completamente nuevos a nivel mundial en los próximos cuatro años. Además, la compañía está desarrollando un sistema híbrido específico para vehículos de gran tamaño que espera introducir en la segunda mitad de la década.
Este cambio de rumbo se produce en un contexto en el que varios factores están incidiendo en el mercado global de la electromovilidad. Entre ellos destacan la incertidumbre en el entorno empresarial, los cambios en las regulaciones ambientales y las políticas comerciales de distintos países. Un ejemplo claro es la imposición de aranceles del 25% por parte de la administración estadounidense a los vehículos no fabricados en EE.UU., medida que podría tener un impacto considerable en el sector del motor japonés.
Honda no es la única marca que ha decidido moderar sus ambiciones eléctricas. Mercedes-Benz, que había anunciado su intención de ser completamente eléctrica para 2030, también ha rectificado recientemente su estrategia, afirmando que «seguiremos fabricando coches de combustión si hay demanda».