Merkel le para los pies a la ley de emisiones de 2020

Durante estos últimos años, ha quedado reflejado en numerosas ocasiones el poder económico y la capacidad de influencia de la que que es capaz de ejercer Alemania sobre otros países europeos a fin de poder beneficiarse económicamente ellos. Y con la industria automovilística tan grande con la que cuentan, es evidente que cualquier normativa europea que puedan perjudicarles, van a pelear con uñas y dientes para que haya los menos afectados posibles bajo su paraguas nacional.

La normativa de emisiones que se quiere implementar, contempla que en el año 2015, la media de emisiones por fabricante sea de 130 gramos por kilómetro, mientras que en el año 2020 esa media tendrá que ser de 95 gr/km. Eso penaliza especialmente a aquellos fabricantes que cuentan con coches de grandes dimensiones (como es por ejemplo, el popular trío alemán premium) y mayores potencias que hacen coches de menores dimensiones y con motores más pequeños y menos potentes. Y es aquí donde también se fragua un pulso entre fabricantes a los que les afecta la medida para mal y a los que no directamente les beneficia, pero supone un esfuerzo de desarrollo mucho menor alcanzar tales imposiciones por el tipo de coches que producen.

Angela Merkel muestra su preocupación

 

Es por ello que la canciller, muestra su preocupación tanto por la contaminación medioambiental que supondría el que finalmente no se llegara a aplicar la norma, tanto como por los empleos que podrían perderse, y más en estos tiempos en los que constantemente se están haciendo reuniones a nivel europeo para intentar buscar soluciones a la creación de empleo en muchos países de la unión y en múltiples rangos de edades.

El pasado día 25 de Junio, se cerró un acuerdo en el Parlamento Europeo para poder aprobar la normativa que debía ser votada este pasado jueves, sin embargo, cuatro países, con Alemania a la cabeza, se mostraron en desacuerdo, retrasando el voto. Angela Merkel alega que han recibido con muy poca antelación los resultados de las negociaciones, por lo que exige más tiempo para poder analizar con detenimiento los nuevos límites sobre el CO2 de los coches que se quiere imponer en la UE de cara a los próximos años.

Dentro de la normativa que se pretende aplicar, también se ha tomado en cuenta un régimen de ‘supercréditos’, que permitiría a los fabricantes continuar produciendo coches con emisiones superiores a lo pactado, sin recibir ningún tipo de sanción, si bien a cambio deberían comercializar un número de coches de bajas emisiones o emisiones ceros con la que contrarestar esa contaminación adicional. ¿El problema? que esos ‘supercréditos’ estarían a priori limitados, por lo que seguirían teniendo un problema si quieren seguir manteniendo las ventas de coches de altas emisiones.

Vía: Guardian

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