Un estudio revela que los coches eléctricos son más fiables que los de combustión… y la avería más habitual en ambos es común


La fiabilidad de los coches eléctricos frente a los de combustión ha sido un tema recurrente en el mundo automovilístico, pero los últimos datos del Club Automovilístico Alemán (ADAC) están inclinando la balanza a favor de los eléctricos. Conocidos como los «Ángeles Amarillos» por sus llamativos uniformes, los trabajadores del ADAC atendieron más de 3,6 millones de averías en el último año, recopilando una montaña de datos que revela una tendencia clara: los coches eléctricos se averían menos que sus homólogos de combustión.

Por primera vez en 2024, el ADAC anunció que tenía suficientes datos para evaluar con confianza la fiabilidad de los vehículos eléctricos. Con otro año de registros, esta conclusión se ha reforzado aún más. Aunque las llamadas por averías de coches eléctricos aumentaron debido a su creciente popularidad, estas representaron solo 43.678 casos, es decir, un escaso 1,2% del total. Según el informe, para vehículos registrados entre 2020 y 2022, los eléctricos tuvieron una tasa de 4,2 averías por cada 1.000 vehículos, mientras que los coches de combustión alcanzaron una cifra significativamente mayor: 10,4 averías por cada 1.000.

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Un dato curioso es que el problema más común en ambos tipos de vehículos fue el mismo: las baterías de 12 voltios (recordemos que los vehículos eléctricos también llevan una batería de bajo voltaje, además de la de alto voltaje). Estas fueron responsables del 50% de las averías en coches eléctricos y del 45% en los de combustión. Sin embargo, en casi todas las demás categorías analizadas (como sistemas eléctricos, gestión del motor e iluminación) los coches de combustión presentaron igual o mayor número de problemas. La única área donde los eléctricos mostraron más incidencias fue en los neumáticos, con una tasa ligeramente superior (1,3 por cada 1.000 vehículos frente a 0,9 en los coches de combustión). No obstante, este problema parece estar disminuyendo en modelos más recientes.

La ventaja estructural de los coches eléctricos radica en su simplicidad mecánica. A diferencia de los motores de combustión interna, que están compuestos por cientos de piezas susceptibles al desgaste (como pistones, válvulas y turbocompresores), los motores eléctricos tienen un diseño mucho más sencillo con menos componentes. Esto reduce significativamente las posibilidades de fallo y elimina la necesidad de mantenimiento relacionado con el aceite del motor o la acumulación de calor extremo que puede dañar las piezas.

Aunque el ADAC reconoce que la comparación entre ambos tipos aún tiene limitaciones debido a la corta vida útil generalizada de los coches eléctricos en el mercado, los datos actuales sugieren que estos están mejorando rápidamente. Los fabricantes han aprendido y corregido muchas de las debilidades iniciales que presentaban sus primeros modelos. Si bien aún no es posible determinar cómo se comportarán después de una década o más en circulación de forma generalizada (cierto es que podemos ya tomar como referencia los primeros Tesla Model S, Nissan Leaf o Renault Zoe), es necesario todavía ampliar el muestrario para lograr datos más concluyentes.

Más información: ADAC

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