El grupo indio Tata Motors, ya conocido por ser el propietario de Jaguar Land Rover, ha cerrado la adquisición del negocio de vehículos comerciales e industriales de la italiana Iveco. La transacción, valorada en 3.800 millones de euros, da vida a un nuevo coloso global con la capacidad de competir en todos los frentes. Esta maniobra estratégica excluye la división de defensa de Iveco, que ha sido vendida por separado a la compañía italiana Leonardo.
La fusión de estas dos potencias crea una entidad con una capacidad de producción conjunta que supera los 540.000 vehículos anuales y genera unos ingresos combinados de aproximadamente 22.000 millones de euros. La nueva compañía tendrá una presencia geográfica formidable y equilibrada, con un 50% de su negocio en Europa, un 35% en India y el 15% restante en América, además de una sólida posición en mercados emergentes de Asia y África. Se trata de una unión de capacidades complementarias; la fortaleza industrial y tecnológica de Iveco en Europa se combina con el alcance global de Tata, creando una sinergia sin solapamientos geográficos o de producto.
Para tranquilidad de los seguidores de la marca y de la industria en general, Tata Motors ha manifestado un firme compromiso con el legado de Iveco. La compañía india ha asegurado que mantendrá intacta la identidad corporativa de la firma italiana, conservando su sede en Turín y sus icónicas marcas. Además, se ha comprometido a preservar la continuidad de todas las plantas de producción de Iveco, incluyendo las estratégicas factorías de Valladolid y Madrid, garantizando que no habrá cierres ni reducciones de plantilla durante al menos los dos años posteriores al cierre de la operación, previsto para el segundo trimestre de 2026.
