Apenas una semana después de que Adrian Mardell anunciara su jubilación (culminando 35 años en la casa y tres como consejero delegado), JLR ha encontrado relevo en un rostro conocido: P.B. Balaji, hasta ahora director financiero del Grupo Tata Motors, asumirá el timón de la compañía el próximo noviembre. Su aterrizaje coincide con la fase más álgida del plan «Reimagine JLR», un programa multimillonario que persigue reposicionar a Jaguar en la élite del lujo y segmentar Land Rover en tres submarcas (Range Rover, Defender y Discovery), redibujando por completo la identidad del fabricante.
La elección de Balaji no es casual. Durante ocho años ha trabajado en la sombra con el equipo directivo de JLR, afinando números y estrategia para una transición hacia la movilidad eléctrica y el lujo moderno. El presidente del grupo, N. Chandrasekaran, subraya que su familiaridad con los entresijos de la firma garantizará continuidad en unos meses decisivos. El propio Balaji, con 32 años de trayectoria internacional a sus espaldas, reconoció en su presentación que «conoce y aprecia estas marcas formidables» y llega dispuesto a «impulsarlas aún más».
Sobre la mesa se apilan retos importantes. Jaguar ha dejado temporalmente de fabricar vehículos y ha liquidado stock, lo que explica el desplome del 97,5% de sus matriculaciones europeas este año. Sin embargo, la renuncia al volumen busca sentar las bases de un posicionamiento mucho más exclusivo. El estandarte de esa metamorfosis es el prototipo Type 00: un deportivo eléctrico de líneas rectas y agresivas. Se especula con una potencia próxima a los 1.000 CV y hasta 800 km de autonomía, cifras que lo situarían en la liga de los hiperdeportivos eléctricos. Para Balaji, convertir este laboratorio sobre ruedas en un producto de serie (y hacerlo rentable) será la prueba de fuego que valide la estrategia.
El calendario juega en su contra. Los primeros Jaguar de nueva hornada no llegarán antes de 2026, y la expectación alrededor del Type 00 puede volverse impaciencia si la marca no concreta más datos pronto. Al mismo tiempo, Land Rover debe afinar su propia hoja de ruta, salvo que quiera ceder terreno a rivales que ya capitalizan el tirón de los SUV de lujo electrificados.
Aun así, la coyuntura ofrece oportunidades. JLR cerró su último ejercicio fiscal con resultados récord, y el músculo financiero del Grupo Tata respalda inversiones críticas como la nueva plataforma eléctrica Panthera o la planta de baterías en Reino Unido.