Para cualquier propietario de un vehículo exclusivo, la idea de que se lo roben es una auténtica pesadilla, dado que difícilmente va a poder lograr comprar otro igual. Sin embargo, pocas veces el protagonista es el propio dueño apoyándose en la inteligencia artificial, y el coche, un espectacular Lamborghini Huracán EVO.
La pesadilla se hizo realidad para Andrew Garcia, residente en California, cuando su preciado Huracán EVO desapareció hace dos años. No fue un robo cualquiera; su coche fue uno de las casi dos docenas de vehículos de lujo engullidos por una red criminal. Su método consistía en alquilar los coches para después no devolverlos, manipulando la documentación para revenderlos y borrar su rastro. Mientras algunos propietarios lograron recuperar sus vehículos, el Lamborghini de Andrew, con sus 610 CV de potencia y un valor superior a los 192.000 euros, parecía haberse desvanecido para siempre, sumiendo a su dueño en una profunda frustración.
Cuando toda esperanza estaba perdida, un giro de guion inesperado llegó a través de Instagram. Garcia recibió un mensaje de un desconocido preguntándole si había vendido su coche, adjuntando fotografías actuales del mismo. La persona había encontrado una tarjeta de visita de Andrew en la guantera y, creyendo que era un vendedor, contactó con él con la intención de adquirir otros superdeportivos. En lugar de alertar directamente a las autoridades, Garcia decidió tomar las riendas de la investigación de una forma totalmente innovadora.
Armado con las imágenes, recurrió a ChatGPT. Su enfoque fue brillante: pidió a la inteligencia artificial que ignorara el Lamborghini y analizara minuciosamente el entorno de las fotos, los edificios de fondo y otros coches aparcados. Combinando los datos arrojados por el chatbot con las herramientas de Google Earth, logró triangular una ubicación precisa. El rastro le llevó a más de 1.600 kilómetros de su casa, hasta Denver, Colorado. Con esta información crucial en su poder, contactó a la policía local, que se desplazó al lugar y confirmó el hallazgo: el «toro salvaje» estaba aparcado y en perfecto estado. La iniciativa de Garcia no solo le devolvió su coche, sino que fue elogiada por las autoridades como un ejemplo de cómo la recopilación proactiva de inteligencia.
