Tras haber transcurrido tres meses desde que se destapara en todos los medios el escándalo de Volkswagen bautizado como «dieselgate», los ingenieros de la marca han estado trabajando sin descanso en una solución que contente tanto a gobiernos como a usuarios de forma relativamente equilibrada.
Por el momento no está confirmado que vaya a ser la medida que adopten, puesto que la han enviado a la KBA (Autoridad Federal de Transportes alemana) y debe ser esta quien de el visto bueno para que posteriormente comience su implantación masiva en todos los coches afectados.
El 1.6 es el motor que más complejidad presenta de cara a poder adecuarlo al marco legal. Mientras que en los 1.2 TDI y 2.0 TDI el problema se podrá solucionar con una reprogramación de software, en el caso del 1.6 TDI requiere un cambio de los inyectores y catalizador, todo ello, aderezado de una reprogramación de la centralita. Precisamente dos componentes que resultan bastante caros en cualquier motor moderno por la gran carga tecnológica que llevan. Eso sí, a priori no parece que se vaya a implementar AdBlue como se especulaba inicialmente, por lo que los propietarios en ese sentido podrán respirar en cierto modo tranquilos (ya que el AdBlue encarece ligeramente los costes de mantenimiento).
Teniendo en cuenta que hay 3.6 millones de unidades dotadas del motor 1.6 TDI únicamente en Europa, el problema de abastecimiento de componentes y gestión con los talleres para que den a basto con semejante carga de trabajo no es en absoluto trivial. De hecho, los propietarios de un 1.6 TDI tendrán que esperar como mínimo hasta Septiembre del próximo año, mayor suerte correrán otras motorizaciones con reparaciones menos complejas, que sí que podrán ser atendidos bastante antes.
