Aunque ninguno de nosotros tenemos experiencia comprando superdeportivos, debe ser algo así extrapolable a como cuando compras un deportivo: el consumo es una de los últimos criterios de compra. Imagina multiplicar ese factor por varias veces dado que hablamos de coches cuyo coste es mucho más elevado (y cuya economía del cliente está a todas luces mucho más saneada).
En el caso del Ford GT de nueva generación, aunque conocíamos información acerca de él, incluyendo su peculiar proceso de compra y selección de futuros propietarios, muchos de sus datos técnicos relativos a su motor 3.5 EcoBoost eran -y siguen siendo- una incógnita, como pueda ser su potencia, de la que tan sólo sabemos que es «superior» a los 600 CV. Pero ahora, gracias a la agencia EPA podemos conocer datos relativos a sus consumos, que aunque no deberían tener mucha trascendencia para sus propietarios (más allá que para cuestiones de autonomía), nos sirve en nuestro caso para equipararlos a otros deportivos de altas prestaciones y corroborar, que efectivamente, su nombre no hace referencia a su economía a la hora de consumir combustible.
Si hablamos de consumo urbano, el Ford GT 2017 homologa 21l/100 km, mientras que en carretera hace 13 litros a los 100 kilómetros y en combinado 16.8l/100 km. Cifras muy similares a las que tiene por ejemplo el Bentley Mulsanne, aunque en este caso lleva dos cilindros más. De hecho, el consumo es peor que el Ford GT V8 de 2005 con motor también sobrealimentado y caja manual de seis velocidades, si bien es cierto que la forma de tomar mediciones por parte de la EPA ha variado desde entonces.
Recordemos que el GT cuenta con un chasis fabricado en fibra de carbono con partes del subchasis realizadas en aluminio, siendo, de acuerdo a Ford, uno de los coches de producción de la actualidad con mejor relación peso/potencia.
