Honda es otro de los fabricantes que también tira la toalla respecto a los diésel, uniéndose así a otros fabricantes como Volvo que también han optado por lo mismo. El fabricante nipón llevaba casi dos décadas apostando por motores diésel de tecnología propia que han dado un magnífico resultado, pero sin embargo, las cada vez más estrictas normativas de emisiones unida a la caída de demanda de vehículos diésel ha llevado a Honda a tomar la decisión de prescindir de ellos en Europa para apostar por la electrificación.
De hecho, esta tendencia ya arrancó con el CR-V europeo, donde se prescindió del motor diésel para ofrecer en su lugar una variante híbrida como alternativa. Algo parecido veremos con el nuevo Jazz, que pese a no contar anteriormente con propulsor diésel, aquí directamente prescindirá de su motor gasolina para contar únicamente con una variante híbrida como parte de la estrategia de electrificación de la firma.
El propulsor diésel 1.6 i-DTEC destinado al mercado europeo se produce en la factoría de Swindon en Reino Unido, que recordemos, el fabricante anunció ya su cierre para el año 2022, algo que supondrá dejar a 3.500 empleados en la calle. Esto, unido a un recorte de su gama permitirá reducir sus costes de fabricación globales del orden del 10%, que a su vez serán reinvertidos en I+D.
Actualmente sólo el HR-V y el Civic están disponibles con motorizaciones diésel, que serán paulatinamente despojadas despojadas en favor de variantes híbridas que puedan reconducir a esos compradores que antes adquirían este tipo de motorizaciones. ¿Apuestas sobre cuál será el próximo fabricante en anunciar una medida similar?
