La división BMW «i» llegó en el año 2011 con el objetivo de canalizar los modelos eléctricos, ligeros y más innovadores del fabricante bávaro, y ahora, en aras del rumbo que están tomando muchos fabricantes de cara a su futuro más cercano, han decidido dar máxima prioridad a la conducción autónoma.
Lo cierto es que tanto el i3 como el i8 no han demostrado ser unos modelos eléctricos más entre la escasa oferta aún existente en el mercado, sino que han introducido muchas innovaciones como el empleo de la fibra de carbono a los niveles que lo hacen, además de ciertos aspectos de diseño y ergonomía.
Pero el inminente Tesla Model 3 que supondrá la llegada de un modelo eléctrico de gran autonomía, a un precio mucho más reducido que el Model S y que además incorporará tecnologías como el AutoPilot de conducción semi-autónoma que está en constante mejora y desarrollo, es evidente que no está pasando inadvertido para el grueso de fabricantes (que además, recordemos, ya cuenta con casi 400.000 reservas), más aún cuando fabricantes como Nissan han anunciado que contarán con vehículos autónomos en la calle para antes del año 2020.
El único modelo 100% eléctrico de BMW i, el i3, el año pasado sólo logró comercializar 25.000 unidades. Por lo pronto, en el MY2017 han logrado aumentar un 50% su autonomía, pero no será suficiente para potenciar sus ventas en el futuro aún con las nuevas incorporaciones al mercado, de ahí que quieran enfocarse a priorizar la conducción autónoma.
BMW se encuentra actualmente contratando a expertos en inteligencia artificial que les permitan seguir desarrollando sus sistemas de conducción semi-autónoma, aunque el objetivo es bastante claro: dentro de cinco años quieren tener en la calle su coche totalmente autónomo, según apuntan varios analistas del sector.
Mientras tanto, imaginamos que veremos el i8 Roadster, ahora bien… ¿qué sucederá finalmente con el i5? ¿se quedará al margen de este cambio de rumbo?
